Cine gallego: viento del norte, a favor
Dos jóvenes y premiados realizadores, integrantes del Novo Cinema
Galego nos descubren un movimiento cuya vocación localista se sitúa en
la base de su éxito internacional.
Fotograma de Todos vosotros sois capitanes
La cultura no debería tener identidad. Nuestro cine es bastardo,
exiliado, emigrado, fronterizo. Ser artista ya implica ser extranjero,
inadaptado». Un sentir muy visceral el de Oliver Laxe (París, 1982). Su
película Todos vosotros sois capitanes marcó el nacimiento del
Novo Cinema Galego (NCG) en 2010: la historia, entre el documental y la
ficción, sobre unos niños que quieren rodar una película en Tánger,
recibió el premio de la Federación Internacional de la Prensa
Cinematográfica en el Festival de Cannes. Sin embargo, Laxe establece el
antes y el después del movimiento en las ayudas concedidas por las
administraciones públicas gallegas –de 10.000 a 30.000 euros– que, «por
primera vez, no pasaban por manos de los productores hegemónicos, sino
directamente al cineasta».
Esto es logística, pero la verdadera estructura medular es otra, señala
el director: «Haber coincidido varias personas con fe y trabajadoras,
que se ayudan y dejan los egos a un lado». Galicia palpita en su
trabajo: «Mi familia es de campo, tengo algo salvaje y guerrero que me
viene de ahí. Soy un oso, muy grande y fuerte. Hay pocos en mi tierra,
pero los hay. En la frontera con León y Asturias, de donde soy».
Lois Patiño (Vigo, 1983), premio al mejor director emergente en el festival de Locarno por Costa da Morte (2013), comparte etiqueta e ideas con Laxe. «Somos todos buenos amigos, pero lo interesante es que no es una corriente estilística. Cada uno reflexiona sobre sus temas con un lenguaje personal. NCG es un movimiento valiente y libre». Galicia se sitúa así la vanguardia del cine mundial con películas que transmiten identidad. «Ésta es algo íntimo. Quizá los gallegos –dice Patiño–, por nuestra historia de emigrantes, la tengamos más fuertemente arraigada».
Lois Patiño (Vigo, 1983), premio al mejor director emergente en el festival de Locarno por Costa da Morte (2013), comparte etiqueta e ideas con Laxe. «Somos todos buenos amigos, pero lo interesante es que no es una corriente estilística. Cada uno reflexiona sobre sus temas con un lenguaje personal. NCG es un movimiento valiente y libre». Galicia se sitúa así la vanguardia del cine mundial con películas que transmiten identidad. «Ésta es algo íntimo. Quizá los gallegos –dice Patiño–, por nuestra historia de emigrantes, la tengamos más fuertemente arraigada».